QUIERO DEJAR DE SENTIRME MAL
Muchos de los pacientes que acuden a consulta expresan, desde un malestar emocional significativo, “quiero dejar de sentirme mal”, y nos piden que les enseñemos a librarse de sus emociones o sentimientos. Pero, ¿es lo más adecuado?
Pues bien, esto no es lo más conveniente. Podemos aprender a anular nuestras emociones, a no permitirnos sentirlas, a evitarlas a toda costa, a negarlas… pero sería completamente inadecuado tratar de no sentir enfado, tristeza, miedo o ansiedad, por ejemplo. Si algo nos está ocurriendo que nos hace sentir así, debemos atenderlo.
Cuando pensamos quiero dejar de sentirme mal podemos estar en el punto de partida de comenzar un cambio. Sentirnos siempre bien no sería el objetivo, no es realista, pero cuando alguien quiere dejar de sentirse mal probablemente es porque lleva mucho tiempo haciéndolo, y querer liberarse de esas emociones negativas es comprensible.
¿Por qué he llegado a sentirme así de mal?
Estamos programados biológicamente para responder emocionalmente de la misma manera o similar ante determinados estímulos, por ejemplo, que nos asustemos ante un fuerte ruido de repente o que nos de miedo un perro corriendo hacia nosotros enseñando sus colmillos. En este caso hablamos de emociones, que aparecen de manera súbita, de repente y no tardan mucho tiempo en desaparecer.
Cuando nos referimos a los sentimientos, éstos se construyen en el tiempo y no son tan súbitos como las emociones. Es en ese proceso de construcción, que dependerá de cada persona y es subjetivo, donde podemos “aprender” a sentirnos de una determinada manera. Y como hablamos de aprender, hablamos entonces de funciones mentales, concretamente de la interpretación que hacemos de las cosas, de nuestros pensamientos.
Son varios modelos explicativos que estudian y nos explican qué genera nuestras emociones, uno de ellos es el que tiene en cuenta el papel de los pensamientos, siendo muy útil para poder analizar qué es lo que provoca en muchas personas el sufrimiento emocional.
Lo que percibimos a nuestro alrededor lo interpretamos, y en esa interpretación recurrimos a nuestras experiencias anteriores, a nuestras creencias y principios y a la forma particular de cada uno de verlo todo. Lo que ocurre es que a veces hacemos una incorrecta interpretación de la realidad, es decir, estamos sacando una conclusión de lo que está sucediendo que no es la adecuada, y que normalmente es negativa, por tanto, va a producirnos es un malestar emocional que puede llegar a prolongarse demasiado en el tiempo.
Si quiero dejar de sentirme mal una buena opción para averiguar qué está pasando es revisar cómo solemos ver las cosas, qué significado tienen para nosotros aquellas situaciones que vivimos en el día a día y aprender a detectar cómo son mis pensamientos.
Por ejemplo, si hemos quedado con alguien para ir al cine y nos dejan plantados sin avisar y empezamos a pensar que “no hay derecho, que lo ha hecho para fastidiarnos, que no nos ha tenido en cuenta por no avisar…”, y no tenemos en cuenta otras opciones, es fácil que estemos equivocándonos, ya que a la otra persona ha podido ocurrirle algo que le haya impedido avisar. Pero teniendo en cuenta los primeros pensamientos lo más seguro es que estemos furiosos.
O, en el caso de la persona que crea que “todo” lo hace mal, y su pensamiento gire en torno a lo que “no será capaz de hacer nunca, lo bien que lo hacen los demás, lo desastre que es…” es probable que se sienta triste, frustrada consigo misma o ansiosa cada vez que no llegue a conseguir hacer algo como espera.
Cuando quiero dejar de sentirme mal es bueno intentar descubrir qué creemos de nosotros mismos, si me creo una persona poco valiosa puedo interpretar lo que ocurre desde esa creencia y me sentiré necesariamente mal.
¿Qué puedo hacer si quiero dejar de sentirme mal?

Nuestra forma de pensar es aprendida, así que podemos modificarla y hacerla más funcional. Si quiero dejar de sentirme mal, una herramienta útil que nos ayuda a regular nuestras emociones de manera más eficaz es cambiar y mejorar nuestro estilo de pensamiento.
No podemos dejar de sentir, pero sí podemos dejar de sufrir por aquello que nosotros mismos generamos con nuestra forma de pensar, a veces agrandando los problemas, viendo sólo la parte negativa de las cosas, creyendo como verdad absoluta lo que pensamos sin comprobar si realmente es así.
Hay diversas técnicas y estrategias que podemos aplicar si quiero dejar de sentirme mal. Y una de ellas es aprender a hacerlo, es decir, sentirnos mal a veces es totalmente lógico dependiendo de lo que nos pase, como por ejemplo podría serlo un despido laboral.
Ahora bien, lo que ocurre con la manera en la que manejamos eso va a influir en lo que dure ese malestar, llegando a poder convertirse en algo insoportable, duradero en el tiempo y que no va a permitir que regulemos bien esas emociones.
Si podemos librarnos de esa forma de pensar inadecuada que nos ayude a mejorar emocionalmente, nos ayudará a dejar de sufrir, afrontar de manera exitosa nuestros problemas y tener una buena autoestima.
Pero para algunas personas esto no es nada fácil, sobre todo porque las creencias que tenemos sobre nosotros mismos y lo que nos rodea llevan tanto tiempo con nosotros y están tan arraigadas que son automáticas, “nos sale solo”.
Es entonces cuando la ayuda profesional sería indicada para poder realizar este proceso y conseguir dejar de sentirnos mal aprendiendo a tener una buena regulación de nuestras emociones, que nos permita manejar el día a día y sus inconvenientes de forma saludable, así como disfrutar de lo positivo y sentiros bien.